Reciclando todo, sin dejar huella

La fuerza latina de las resignaciones nos lleva a ser los campeones del mundo, las fuerzas latinas del olvido en nuestra propia cara es la medalla de oro que nos merecemos, las vergüenzas exageradas de tu sangre latina, la que nos lleva a ser los revolucionarios con la cabeza mas caliente del orbe, donde los daños colaterales son simulaciones del horror estatal, circunscritos en toda ley de apreciaciones simbólicas y elitistas, cuando automáticamente te dejo fuera de mi entendimiento clasista y altanero. El latín ni tiene concepto para ello.

Pero igual, como en otros tiempo menos peligrosos, en que solo la vida estaba en juego, cuando me decías que sonriera para no perder la oportunidad de acechar esa piel oscura que tanto anhelaba, cuando de pura inspiración improvisada, nos quedábamos horas tratando de estructurar la plataforma de lucha, ¿para que?, si al final el acuerdo nacional dictaminó que los hermanitos, los lauchas, los mirachos, estaban puro dando jugo, que no era el país que buscábamos, ¿que acaso los frentistas esperaban un país en caos permanente?, ¿que acaso queríamos quedarnos a vivir en la barricada?, ¿que acaso las vidas que costó, que los traumas que cuesta, que las personalidades paranoicas del estado chileno, basado en tu paja intelectual del retorno de los militares, vale el deterioro?

¿No vemos aun ahora, la capacidad de organización que podemos llegar a generar en nuestra propia área chica?, ¿no estaremos capacitados nunca para gobernar? Mas vale que no, porque no necesitamos conducir a nadie excepto al caos, no necesitamos guiar a nadie por el buen camino del señor, excepto el de nuestros propios instintos, ya lo sabemos: nacemos puros e inocentes, mas vale haber sido criados bajo el estado alterado del hambre y el frío, aun tenemos patria señoritas y señores.

PLANETA SUDAKA, salir a achicar, ordenemos la barrera, ellos son solo 11, nosotros el resto de la humanidad.