Sucumbiendo a los temores de antaño y sobrepasando los resquemores de la verdad, nos vamos haciendo libres de nuestras propias ataduras dictatoriales. Sin un espejismo que nos altere, con la sin razón de sabernos conductores de que caminos, al alterar el sueño patrio de reescribir la histeria colectiva, de año en año queriendo que los emblemas se sumerjan en peores disposiciones que las legales, así quieren a Fidel muerto, así quieren Beirut destrozado. Seguramente seguiremos en esa senda durante años, quizás el comandante se nos irá y medio oriente siga siendo la tierra elegida por dios para el coladero de misiles y consignas de libertad en nombre de ella misma. Les daremos con nuestros cuerpos, de frente al tanque de pié entre la dignidad y el paradigma, haciendo mestizaje de guerreros en la misma lucha, contra dios, contra el imperio, con la rebeldía insurgente.
Como todas las luchas, estás en mi combate, diario y nefasto, casi directo al corazón, como si cada mañana saliéramos de nuestras chozas al muro confinador de nuestro atrincheramiento, vengan que estamos para resistir, haciendo revoluciones prestadas, en Venezuela, en Cuba, en Angola, en Vietnam, en el Bolsón, en Bolivia, en Chiapas. ¿Y que importa si somos revoluciones chabacanas, si somos caribeñas, si somos transexuadas, que importa?, si acaso no nos llevan siglos de ventaja, siglos de actitudes de ventaja, siglos de generosidad de ventaja, hasta que podamos saturarnos de nosotros mismos y caminar hacia la derogación de las leyes que se dejó en sus manos.
PLANETA SUDAKA, feliz día niños de la penumbra, el sol hay que tomarlo por asalto y embestir con las llamas a toda forma de imperio.
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