¡No apurar!, re100 ajustado después de los sueños

¡Que onda encantada más noche!, hemos vivido semana de muchos recuentos ensoñados de 7 a 10 am, esas verdades que se nos acumulan, que nos hacen pssst, y nos invitan a vivir de verdad: ¿acaso ud cree que estamos pololeando? (cada vez que me toca decir esa palabra, no evito pensar en Symns y lo parecido que encuentra la palabra pololo a boludo). No pos mija, si no te cuesta nada pedirme que lo haga, ¿no ve que se puede caer con las zapatillas desabrochadas?, ya déjeme, ponga el pie en mi muslo, yo se las amarro.

Claro, ya a esta altura te das cuenta del cambio de estilo, es que: ¡que onda encantada mas noche! (decirlo quejándose), hemos debido extraviar los anillos, como para recordarnos a que vinimos (¿cachay que a veces uno se cambia el anilo de lado pa acordarse de algo después?, o sea cachay el medio recuerdo que debe ser habérselo sacado para recordar algo!, ¿me entendí?).

Aunque a veces parecemos lo que somos, es meritorio el período de los últimos días, en que los sueños en cancha de pasto evocan tus recuerdos de infancia, mientras a mi me recuerdan a la Celeste Carballo y a Charly Free Concert. Vibramos de reojo enterrándole por fin al puto militar ingles que le pega a los niños irakíes, al bastardo torero que le entierra al toro, al encapuchado cobarde que no le muestra el rostro al perro callejero mientras lo ahorca: el cuerno en la espina dorsal.

PLANETA SUDAKA, tanta noche no solo me ha hecho soñar, eres mi luna llena.